Por Miguel Angel Polanco
Hay situaciones en la vida que parecieran ni siquiera aliviarse, por su amargo dolor clavado en lo más profundo de nuestras almas.
Y, aunque el alivio no es solución definitiva, nos ofrece la fortaleza necesaria para comprender la realidad de este mundo.
Los problemas son más sufridos cuando nos damos cuenta que hemos sido culpables directa o indirectamente de los mismos.
Pero, sólo el hecho de reconocer nuestros errores, nos quita gran parte de esa honda y pesada pena.
Visto este análisis de reflexión, les invito a cubrir esas inconductas con un fiel arrepentimiento, lo que se traducirá en el mejor alimento para nuestra conciencia..
¡Siembren amor y cosecharán vida sana!...
Hasta pronto....
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